Los Pasajes de Zaragoza

Los pasajes comerciales de nuestra ciudad merecen especial atención por ser un fenómeno que en su día supuso un gran auge de afluencia, pero conforme comenzaron a crecer los centros comerciales parece que han quedado apartados en el olvido.

Existen muchos y algunos con un gran valor sentimental. El primer pasaje que recuerdo con cariño es el Centro independencia también llamado caracol, centro de ocio en mis primeras visitas adolescentes a la ciudad. Pero tampoco nos podemos olvidar del carácter  retro y decadente del pasaje Palafox, que en ocasiones te hace retroceder en el tiempo, e incluso pensar que todavía no ha acabado la peli cuando apareces por alguna de las puertas de emergencia de los cines con el mismo nombre.

Cuantas veces me tocó esperar en el pasaje Ebrosa en pleno paseo Maria Agustín, esperando el autobús de Utebo. Otras veces se usan como atajo como el de Goya o de de la Plaza Roma, aunque lo que muchas veces me pregunto es si estoy entrando en otro mundo alejado del ruidoso asfalto.

 

La meloncolía que siento por estos pasajes, se convierte en interés y esplendor al pasear por la suntuosidad del Pasaje de los Giles, el recuperado Pasaje de la Industria, también llamado del Ciclón, o el bullicioso Pasaje Argensola. Quizás sea el empuje de estos últimos los que me despertaron el interés por analizar este fenómeno curioso.

El último de ellos es el que se ubica en plena plaza de España y que recibe el nombre de Puerta Cinegia, una de la puertas en la Zaragoza romana. Este moderno pasaje ha sabido conservar ciertos elementos históricos, parte de la muralla se puede ver en alguna de las tiendas o restaurantes de dicho pasaje.

Resumiendo, los pasajes como su nombre indica son susceptibles de muchos juegos de palabras, pasaje comercial, pasaje de tránsito, paisaje arquitectónico o lo que uno quiera, para mi son lugares que decadentes o no merecen su sitio como rincón dentro de la ciudad.

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