Del 22 al 26 de Septiembre tuvimos la suerte de acompañar como guías a la Asociación cultural de mujeres Juan Diego, ubicada en Bormujo ( Sevilla). Como buenos andaluces nos supieron trasmitir toda su energía y simpatía durante los 5 días de ruta. Comenzamos el Domingo en el Palacio de la Aljafería, acabando la mañana en la Expo de Ranillas. Por la tarde visitamos la Seo y el Pilar, dando por finalizada una primera toma de contacto de la capital del Ebro.
El día siguiente se presentaba muy completo. Por la mañana visitando una bodega en Cariñena, pasando por Fuendetodos, y culminando la mañana en Belchite viejo. Esta última visita nos hizo recordar la historia negra de la Guerra Civil, todo un testimonio grabado en las ruinas de sus edificios. La tarde prometía con la visita a Tudela y a Tarazona, dos destinos imprescindibles para recorrer su casco viejo y confirmar que Navarra y Aragón jugaron un papel importante en época medieval, cuando la península era un amalgama de culturas.
El tercer día se centraba en Huesca y Jaca. Sin lugar a dudas la provincia de Huesca se conforma en torno a estas dos ciudades. Su capital es parada imprescindible para entender Aragón. La catedral y ayuntamiento son suficientes reclamos para observar la importancia de la ciudad durante una época caracterizada por los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos. Como complemento visitamos el Museo provincial, el cual repasa la historia de Huesca desde la Prehistoria hasta la actualidad. Ya por la tarde después de coger fuerzas en el hotel visitamos la villa de Jaca, uno de los puntos más importantes del pirineo aragonés, capital del valle del Aragón, lugar estratégico debido a su proximidad a Francia, y centro importante en época medieval del Camino de Santiago. Visitamos la Ciudadela, el Fuerte de Rapitán y su muralla como ejemplos del pasado militar, pero la joya de la corona es su catedral, referencia del románico aragonés y de la península.
Nuestro último día en Jaca iba a estar dedicado a los valles. Primero sería el Valle de Hecho, visitamos el pueblo que lleva su mismo nombre, caracterizado por sus calles monumentales, sus casas singulares con sus chimeneas tapadas, y su Iglesia con vestigios románicos. Después de una pequeña incursión, partimos desde la escultura de la pareja de chesos con su traje típico, rumbo a Ansó y su valle. Ansó nos recibió con la resaca de sus fiestas celebradas una semana antes, pero esto no fue excusa para recorrer sus cuestas, entrar en la estupenda iglesia, y después de un picnic contemplar el museo del traje ansotano, una singularidad que ha permanecido hasta hace bien poco. La tarde estaba reservada al tercer valle, el de Zuriza, sus cortados y montañas se mezclaban con el ganado, y bajo este paraje sonaban a lo lejos los comentarios de Felix Rodriguez de la Fuente explicando el vuelo del aguilucho.
El último día invitaba a la despedida, pero antes tuvimos una pequeña sorpresa, la ciudad de Calatayud, su recinto amurallado y su castillo musulmán en lo alto, dan nombre a una ciudad, que tuvo también un pasado romano bajo el nombre de Bilbilis. Pero lo que realmente nos impactó fueron sus torres mudéjares, fruto de este cruce de culturas que respira la ciudad.
Para finalizar, esta excursión por la historia viva de Aragón nos da una pequeña lección como guías, el cariño y la confianza trasmitida por este grupo de personas, que nos dejó la sensación de haber realizado bien nuestro trabajo.