La reciente exposición sobre la carrera fotográfica del cineasta Carlos Saura en la Lonja de Zaragoza, me ha permitido reflexionar sobre la figura del cineasta oscense y su vinculación con Aragón.
Existen en esta exposición numerosos guiños entre Saura y su familia, en un primer momento su madre, pianista de profesión que le supo inculcar la sensibilidad por el arte y la música, posteriormente su hermano, el gran pintor Antonio Saura, y finalmente Luis Buñuel con el que compartirá su amor por el Bajo Aragón y el cine. Su evolución artística, desde la fotografía hasta el cine tendrá periodos intermedios y es ahí donde surge su amor por la figura de Goya, un amor que le acompañará en toda su trayectoria no solo como pintor sino en sus muchas caras creativas.
En esa conexión con Goya surge en 1999 la película Goya en Burdeos con el actor Paco Rabal, un largometraje sobre los últimos años del pintor aragonés, sin lugar a dudas una de las historias más fascinantes sobre la muerte del propio Goya, representado de manera magistral por Paco Rabal.
Saura nos dejó este año del 2023 pero su influencia sigue presente en nuestra tierra. La estela de Goya sigue brillando en la ciudad de Zaragoza.